Vamos a comenzar con el cerdo, ya que es lo más laborioso, por lo que antes de nada precalentamos horno a 150 ºC.
En un recipiente hondo de horno mezclamos el mirin, la cerveza, el azúcar, la salsa de soja, el chile, el jengibre, la cebolleta y el ajo
Cuando todo esté bien mezclado incorporaremos la panceta con la corteza hacia abajo. Cubrimos todo con papel de aluminio, colocamos el recipiente en la mitad del horno y reducimos la temperatura a 130 ºC. Lo tendremos así durante 2 horas y media.
En cuanto ese tiempo haya pasado, destapamos el recipiente y le damos la vuelta a la carne y volveremos a tapar. La tendremos otra hora más.
Tras la hora, destapamos la carne y subimos la temperatura del horno a 180 ºC. Asaremos de este modo durante 20 minutos.
Transcurrido el tiempo, sacamos la carne del horno y la dejamos enfriar.
En una olla grande vamos a poner a hervir agua con sal. Esta será para tener listos los fideos.
Cortamos la carne en tacos y calentamos aceite para freír (sobre los 180 ºC). Freiremos los trozos durante 3 minutos hasta que la corteza chisporrotee y esté crujiente. Depositar sobre papel de cocina para que absorba el exceso de grasa.
En este paso deberíamos tener casi listos los fideos. Siguientemente, ponemos a calentar el caldo en una olla. Ahora dividimos entre los 4 tazones la pasta de chile, el jengibre y la salsa de soja. Añadiremos el caldo caliente y lo mezclaremos todo.
Ahora es el momento de sacar los fideos. Los escurrimos y los trasladamos a los tazones.
Por último cubrimos con kimchi, el cerdo frito, el huevo, los brotes de soja y la cebolleta. Espolvoreamos en cada tazón el sésamo tostado. ¡A disfrutar!.